A lo largo de la historia, la mayoría de las sociedades se han organizado en estructuras patriarcales, de manera que la autoridad, el liderazgo ****y el ****poder eran ejercidos por los varones, estando las mujeres y los hijos subordinados a ellos.
Las sociedades patriarcales se han caracterizado por la división sexual del trabajo, de manera que los varones salían fuera del hogar para ganar un salario mientras que las mujeres se dedicaban a las tareas domésticas y al cuidado de hijos y enfermos. La no remuneración del trabajo femenino ha supuesto su total dependencia económica. Dado que los varones eran quienes disponían de los medios para estudiar, formarse e investigar; sus teorías científicas, filosóficas y políticas enseñaban un modo de comprender la realidad poco objetivas, al no disponer de mujeres con las que compartir sus conocimientos.
Muchos varones se opusieron a las reivindicaciones femeninas, pues eran reacios a perder sus privilegios. Sin embargo, otros hombres como Marie-Jean-Antoine-Nicolas de Caritat Condorcet **(Francia, 1743-1794)**y John Stuart Mill (Londres, 1806-Aviñón, 1873) apoyaron el cambio social necesario para que las mujeres alcanzasen la igualdad de derechos.
John Stuart Mill
Defendió la igualdad de derechos de la mujer en el parlamento, fue el primero en pedir el voto para la mujer. Mill consideraba, además, que la libertad de expresión era vehículo de progreso, defendía que las minorías deben ser respetadas porque, de no ser así, no se podría hablar de democracia.
El feminismo es un movimiento social, político y filosófico cuyo objetivo consiste en alcanzar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres . Este movimiento surgió en el siglo XVIII, por algunas mujeres, las cuales, comenzaron a reivindicar sus derechos.
En 1791, la literata francesa Olympe de Gouges (1748-1793, Guillotinada) escribió la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana al considerar que la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano proclamada por la Revolución Francesa no amparaba a la mitad de la humanidad, es decir, a las mujeres.
El primero de los diecisiete artículos que componen su declaración afirma lo siguiente: La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden estar fundadas en la utilidad común.
Desafortunadamente, las palabras de Olympe de Gouges tardaron mucho tiempo en ser tenidas en cuenta, no obstante, en la actualidad su declaración es considerada como uno de los grandes alegatos escritos a favor de las mujeres. En 1792, la filósofa y escritora inglesa Mary Wollstonecraft (Reino Unido, 1759, 1797) publicó su obra Vindicación de los derechos de la mujer, en respuesta a los escritos en los que Rousseau afirmaba que las mujeres debían recibir una educación diferente a la de los varones, pues ellas estaban hechas para agradar. En su obra Wollstonecraft defendía que las mujeres debían recibir una educación de la misma calidad y extensión que la de hombres.
De modo general, las mujeres del siglo XVIII reivindicaron el derecho a la educación, el derecho al trabajo, los derechos matrimoniales y el derecho al voto. Sin embargo, con la llegada del Código de Napoleón, se consagraría la gran derrota del sexo femenino que constituyó la Revolución francesa. Los principios de libertad, igualdad y fraternidad que la Revolución había logrado, fueron negados a las mujeres. La revolución feminista quedaba apartada, pero las mujeres ya habían planteado reivindicaciones y cambios entre las relaciones de los dos sexos. Sus luchas reclamaban un replanteamiento de la ciudadanía y de la democracia moderna, que en algunos aspectos siguen teniendo hoy plena vigencia.
La segunda ola del feminismo comenzó en el siglo XIX y finalizó a mediados del siglo XX. Uno de sus objetivos principales fue la reivindicación del derecho al voto, llevada a cabo por las sufragistas, mujeres norteamericanas que ya tenían experiencia política, ya que habían defendido la abolición de la esclavitud y que después vindicaron el sufragio femenino.
En 1848 sesenta y ocho mujeres y treinta hombres firmaron la Declaración de Seneca Falls o Declaración de sentimientos en la que se reivindicaban los derechos de las mujeres. Este texto es considerado uno de los primeros programas políticos feministas. Gracias a este, Wyoming se convirtió en el primer estado de los EEUU que reconoció el voto a las mujeres. Fue en 1869, 21 años después de la declaración de Seneca Falls.