Se entiende por lenguaje sexista el uso discriminatorio del lenguaje que se hace por razón de sexo. El lenguaje actúa por tanto como una herramienta más para la discriminación de la mujer con respecto al hombre, un mecanismo para difundir y perpetuar la desigualdad de género.
La lengua es un instrumento dinámico, que se adapta y se transforma conforme a las necesidades de sus hablantes. Algunos cambios se dan de manera simple y habitual. Por ejemplo, la incorporación de palabras para expresar inventos, descubrimientos o nuevas realidades que exigen ser nombradas.
Pero hay otros cambios que son estructurales, que se dan con el tiempo y que surgen de las necesidades comunicativas de quienes hablan una lengua. Estas variaciones pueden darse en la connotación de las palabras, en su estructura y en la organización dentro de la oración. Cuando persisten en el tiempo y su uso es extensivo, habitual y generalizado, pueden generar cambios en el sistema.
Por lo tanto, la lengua es una construcción humana, no es estática ni ajena al uso que le damos las personas. Con el paso del tiempo, se van incorporando y aceptando numerosas palabras y expresiones nuevas que gradualmente se integran en el vocabulario cotidiano de las personas, como ocurre con los extranjerismos (fashion, hardware, e-mail, instagramer, influencer, what the fuck, cool…).
Como otra evidencia del lenguaje cambiante, hace algunos años que una mujer dijera "soy abogado" sonaba correcto, mientras que hoy en día resulta forzado e inadecuado, siendo "soy abogada" la versión correcta empleada. Cuando un sector representativo de la población empieza a utilizar ciertas palabras, estas pasan a formar parte del lenguaje común y, por ende, se normalizan.