L*a pandemia de la COVID-19 trajo consigo un aumento masivo y forzado del teletrabajo. Según un estudio de la ONU y la OIT, ***la proporción de personas que trabajaban desde casa se disparó del 11% al 48%.
Este cambio, en un primer momento, parecía ofrecer beneficios evidentes, como la posibilidad de mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal. Con la eliminación de los desplazamientos diarios y una mayor flexibilidad horaria, la población trabajadora podía gestionar su tiempo de manera más eficiente, dedicando así más espacio a su vida familiar y personal.
Aparentemente, el teletrabajo ofrecía una vía para reducir el estrés vinculado al entorno laboral tradicional, como las tensiones del tráfico, las interrupciones constantes en una oficina o la falta de conciliación. Además, el hecho de poder tener control sobre el espacio y ritmo de trabajo generaba una mayor sensación de autonomía y satisfacción, lo que en muchos casos se traducía en una disminución del absentismo laboral.
especialmente para las mujeres
A pesar de estas ventajas aparentes, no todo resultó positivo. Un estudio del Observatorio de Liderazgo en la Empresa de la UPF-BSM, titulado "La sobreconexión digital en la empresa afecta especialmente la salud de las mujeres", reveló que, dentro del colectivo profesional, las mujeres estaban enfrentando desafíos complejos en este nuevo entorno laboral.
Mayores niveles de estrés por sobreconectividad digital
El estar continuamente conectadas a sus dispositivos laborales, estaba provocando altos niveles de estrés y fatiga digital en las mujeres que teletrabajaban.
Diferencias significativas en el estrés entre géneros
Mientras que el 71,4% de las mujeres reportaba sentirse estresada, solo el 58,1% de los hombres experimentaba ese mismo nivel de tensión. La diferencia era significativa, y no solo en términos de estrés.
La fatiga digital impacta más a las mujeres
La fatiga digital también golpeaba más fuerte a las mujeres, con un 60,7% de ellas afirmando que se sentían agotadas por la constante exposición a las pantallas y las demandas digitales, en comparación con el 46,3% de los hombres.
Resignación ante los efectos negativos de la sobreexposición
Lo más preocupante era que, aunque tanto hombres como mujeres eran conscientes de los efectos negativos de esta sobreexposición digital, parecía haber una resignación generalizada. Solo un pequeño porcentaje, el 14% de mujeres y el 18,2% de hombres, minimizaba los impactos sobre la salud.
La soledad como efecto colateral del teletrabajo
La sobreconectividad digital también generaba un efecto colateral inesperado: la soledad. En el ámbito emocional, las mujeres y los hombres tenían percepciones muy distintas sobre la relación entre estar todo el día conectados y el sentimiento de aislamiento. Un 42,7% de las mujeres que teletrabajaban aseguraba que pasar tantas horas frente a la pantalla las hacía sentir solas. Paradójicamente, la mayoría de los hombres manifestaba lo contrario, afirmando que no sentían esa soledad.
Compromiso laboral: una perspectiva diferente entre géneros
Curiosamente, esta misma conectividad digital también revelaba una diferencia en el compromiso laboral. Las mujeres, más que los hombres, se sentían más conectadas y comprometidas con la empresa. Un 46% de las mujeres así lo expresaba, frente al 40% de los hombres. Sin embargo, había una percepción común entre ambos géneros: una mayor conectividad digital no siempre se traducía en una mayor productividad. No obstante, para muchas mujeres, estar constantemente disponibles resultaba beneficioso para su carrera profesional.
La respuesta radica en las profundas desigualdades de género arraigadas en nuestra sociedad. Si quieres profundizar, puedes repasar nuestro Taller de Igualdad: Conceptos Básicos .
Aunque los hombres están cada vez más involucrados en las tareas de cuidado y las labores del hogar, las estadísticas revelan de manera contundente que la mayor parte de esta carga sigue recayendo sobre las mujeres.
Este fenómeno, que contribuye a una mayor precariedad laboral y una peor empleabilidad para las mujeres, ha sido objeto de estudio por parte de diversas organizaciones que han analizado cómo se distribuyen estas responsabilidades entre hombres y mujeres.
El Centro de Investigaciones Sociológicas realizó en noviembre de 2023 una encuesta sobre percepciones de igualdad entre hombres y mujeres, así como sobre estereotipos de género y la distribución de las tareas del hogar y el cuidado de personas dependientes.
De esta investigación se desprende que, en un día laborable, las mujeres dedican, en promedio, 172 minutos (casi 3 horas) a las tareas domésticas, mientras que los hombres invierten 126,76 minutos (aproximadamente 2 horas). Al analizar el cuidado de los hijos, la diferencia se acentúa: las mujeres dedican 412,25 minutos (6,7 horas) a esta labor, en comparación con los 228,88 minutos (3,7 horas) de los hombres.
En el caso del cuidado de personas dependientes, aunque el tiempo se equipara, las mujeres aún dedican más tiempo (364,69 minutos, alrededor de 6 horas) que los hombres (314,11 minutos, cerca de 5 horas).
Mujeres (min/día) | Hombres (min/día) | |
---|---|---|
Tareas domésticas | 172 min | 127 min |
Cuidado de los hijos | 412,25 min | 229 min |
Cuidado de personas dependientes | 364,69 min | 314 min |