ONU Mujeres ha difundido algunos datos que reflejan las desigualdades de género existentes todavía entre hombres y mujeres en campos tan diversos como la política, la ciencia, los medios de comunicación, la cultura o el deporte. Estudios de diversas entidades evidencian que la desigualdad entre mujeres y hombres en estos ámbitos aún persisten.

Las cifras constatan que los varones han podido ocupar espacios de poder porque han dispuesto del apoyo de una estructura familiar que les permite dedicar toda su energía, tiempo y entusiasmo a profesiones que requieren de una dedicación absoluta, mientras que las mujeres se encuentran en una situación claramente opuesta, en la que pueden ocupar puestos de responsabilidad preferentemente cuando no tienen cargas familiares, o las tienen reducidas al mínimo.

De esta reflexión se mantiene que muchas mujeres se ven obligadas a elegir entre la familia y un empleo que precise de alta responsabilidad o una disponibilidad exclusiva. Y es que los trabajos de alto nivel requieren horarios extremadamente largos, por lo que la dedicación de las mujeres a la familia les hace imposible dedicar tantas horas al trabajo y, en consecuencia, sus carreras se ven limitadas.

El estancamiento laboral de las mujeres no se debe a los problemas para conciliar la vida laboral y familiar, ya que los hombres también sufren este problema, y sin embargo no ven limitadas sus carreras profesionales. Las mujeres frenan su carrera porque, a diferencia de los hombres, a ellas se las inculcó a tomar medidas de conciliación, como la reducción de jornada o el cambio a posiciones internas con menor dedicación, lo cual acabó limitando su desarrollo profesional.

De todo esto se deduce que las soluciones de "conciliación" tienden a desfavorecer las carreras de mujeres altamente cualificadas, dejando a los altos cargos de las empresas sin todo el talento. Los empleados que se aprovechan de las medidas de conciliación, en su mayoría mujeres, ven limitadas sus carreras profesionales. Es incoherente, ya que este tipo de medidas, en vez de resolver un problema, lo están acentuando.

4.1 Las mujeres en la política

Los países escandinavos (Finlandia, Suecia y Noruega) son algunos de los países dónde las mujeres representan más del 40% en cargos significativos en el mundo de la política Y es que cada país dispone de formas diferentes de selección para los distintos cargos, siendo un aspecto relevante para entender la diferencia de género.

Bajo esta premisa, el Sistema Especialista beneficia más a la representación femenina que el Sistema Generalista. Dado que los líderes masculinos tienen más experiencia política que las mujeres, es más fácil para las mujeres entrar por vías fuera de la política, es decir, por su formación y/o capacidades. Sin embargo, se observa que, a medida que pasa el tiempo, el Sistema Especialista va perdiendo valor, ya que cada vez hay más mujeres en posiciones políticas relevantes que hace más fácil que entren por esta vía.

La ideología política también es un factor clave para explicar la variación de representación femenina. Aquellos partidos etiquetados como de izquierdas, normalmente, favorecen más la presencia de mujeres, ya que en los principios básicos de estos partidos se encuentran la igualdad de género.

De la misma manera, las cuotas de género adoptadas en los partidos, que se aplican en las ejecutivas de los partidos, tienen un efecto positivo para la incorporación de las mujeres en los gobiernos, principalmente en los partidos que están más comprometidos con los valores de la igualdad de género. Por otra parte, también debemos reconocer que no está bien visto que el gobierno entrante retroceda en representación femenina. Es decir, si un partido incrementaba sustancialmente esta representación, otro partido que asumiera posteriormente el poder, se podría sentir presionado por la sociedad al no igualar la presencia de mujeres en el gobierno, incrementando así progresivamente la representación de las mujeres.

Con la paridad de representación en los gobiernos, se consigue una mayor calidad de representación de la democracia. Si las mujeres son excluidas del gobierno, además de cuestionar la igualdad de oportunidades, se prescinde de las mujeres en los procesos de la elaboración de las políticas, que son precisamente los regulan la vida de los ciudadanos y ciudadanos en su ámbito de actuación. Esto es importante ya que éstas, favorecen acciones y políticas que benefician a las mismas mujeres.

Con la presión a gobiernos y a la educación en materia de igualdad, podemos avanzar hacia una consideración justa tanto de hombres como de mujeres y tratar de combatir la desigualdad de género en el trabajo y en otros ámbitos de la vida personal.

La lucha contra las desigualdades de género en la toma de decisiones es uno de los objetivos de la Unión Europea, así lo señala en su Estrategia para la Igualdad de Género. Dichos objetivos forman parte de los compromisos de la UE junto con los de la ONU, adoptados en 1995 en el marco de la Plataforma de Acción de Beijing. La plataforma identifica 12 esferas de especial preocupación, entre las que se encuentran las mujeres en puestos de poder y de toma de decisiones, en relación con las cuales es necesario actuar para fomentar la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres.

Entre las mujeres políticas más conocidas a nivel internacional podemos mencionar a Margaret Thatcher, ex primera ministra de Inglaterra; Isabel Perón, expresidenta de Argentina; la canciller alemana Angela Merkel; o la primera ministra británica Theresa May.

Desde que, en el año 2004, entrase en vigor la Ley de Paridad en España, el acceso de la mujer española a puestos políticos ha aumentado considerablemente. Esta legislación define que debe haber una composición equilibrada entre mujeres y hombres, siendo representados ambos géneros en una proporción entre un 60%-40%, algo que también está regulado por la Ley Orgánica del Régimen Electoral General.